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09/11/2025

La longevidad, el nuevo privilegio: vivir mucho y bien no es para todos

Fuente: telam

En Recoleta hay cinco personas mayores de cien años en una manzana; en otros barrios, ninguna. La ciencia dice que la genética pesa menos que el código postal

>Recoleta es un punto azul del planeta, y no solo por ese cielo turquesa que encandila. En todo el barrio hay 140 personas que tienen entre 98 y 110 años, y en la cuadra delimitada por Alvear, Callao, Ayacucho y Posadas viven cinco centenarios: la mayor concentración de toda la ciudad.

Unas cuadras más allá, del otro lado de las vías, en el barrio Mugica, la mitad de los habitantes son niños y adolescentes; solo 172 personas superan los 80.

La Organización Mundial de la Salud calcula que apenas el 20% de nuestra salud depende del ADN. El resto se define fuera del cuerpo: en la vivienda, el aire, la comida y los afectos.

Un informe de la Organización Mundial de la Salud advierte que la expectativa de vida puede variar hasta 33 años entre distintas zonas de un mismo país, dependiendo del nivel educativo, el acceso a servicios básicos y la calidad ambiental.

La ciencia confirma lo que la intuición urbana ya sabía: no nacemos desiguales solo en dinero, sino en tiempo.

La OCDE llegó a la misma conclusión: los determinantes sociales de la salud a lo largo de la vida son los que deciden cuánto y cómo se envejece.

Aurora vive en Saavedra. Cumplió 100 años en diciembre y pidió que, en lugar de regalos, sus vecinos llevaran alimentos para la iglesia del barrio. Dice que de Saavedra nunca se fue: aún recuerda el tranvía sobre el puente del Arroyo Medrano y la leche repartida en botellas. A la misma hora, Beatriz —de 74, en Vicente López— sale a caminar antes de su clase de pilates. En ambas, la rutina es un espejo de un país que se hace mayor de manera desigual: el envejecimiento se volvió una biografía social.

En Parasite, la familia rica cena frente al ventanal mientras afuera cae la tormenta; abajo, los Kim corren por un túnel inundado para salvar lo poco que tienen. Dos techos, dos futuros. ¿Cuáles de ellos llegarán a cumplir cien años?

En la Argentina, la longevidad también tiene límites invisibles.

Según los Indicadores Básicos 2023 del INDEC, hay más de cinco años de diferencia entre nacer en la Ciudad de Buenos Aires o en el norte del país.

En Neuquén o Río Negro, donde la red de servicios básicos cubre a casi toda la población y las tasas de empleo son más altas, la expectativa de vida se acerca a los 80 años. En los barrios del conurbano o en el NEA, los cortes de agua y la falta de transporte pueden recortar la vida tanto como una enfermedad crónica.

En 1950, la expectativa de vida mundial era de 46 años; hoy supera los 73. Pero la pregunta ya no es cuánto más viviremos, sino cuántos efectivamente llegarán a una vejez larga y saludable.

En la Argentina, el 64% de las jubilaciones depende de moratorias, y solo tres de cada diez varones y una de cada diez mujeres completan los años de aportes.

Envejecer, en el sur del mundo, implica hacerlo con menos Estado y más incertidumbre.

El CEO de Anthropic, Dario Amodei, asegura que la inteligencia artificial podría duplicar la expectativa de vida humana en una década. Pero incluso él reconoce que esa revolución no será para todos.

El economista francés Thomas Piketty advirtió que la desigualdad tecnológica puede ser tan grave como la económica. “La inmortalidad será el privilegio más obsceno del capitalismo”, escribió la filósofa Évelyne Pieiller.

Okinawa, Icaria, Cerdeña, Nicoya y Loma Linda son las llamadas Zonas Azules. Como en la Recoleta, allí los centenarios se multiplican sin cirugías ni cápsulas milagrosas.

El periodista Dan Buettner lo resume así: “La gente más longeva del mundo no piensa en vivir mucho; piensa en vivir juntos”.

En Rosario y Medellín ya se ensayan modelos similares: veredas caminables, huertas vecinales, viviendas intergeneracionales. En Barcelona, el Ayuntamiento financia cafés de barrio para mayores que viven solos.

Las estadísticas muestran que las mujeres viven más, pero en peores condiciones económicas y emocionales. En América Latina, el 60 % de las personas mayores que viven solas son mujeres.

En Call Me by Your Name, el padre le dice a su hijo: “Nos quedamos tan poco tiempo con las cosas buenas que deberíamos ser más generosos”. Es un consejo sobre el amor, pero también sobre la vida: aprender a cuidar lo que el tiempo nos deja.

En Suecia, el sistema de salud comenzó a prescribir viajes y encuentros como parte del tratamiento de enfermedades crónicas. Europa se pregunta si la compañía no será el mejor antidepresivo del futuro.

El epidemiólogo británico Michael Marmot demostró que por cada peldaño que se sube en la escala social se ganan dos años de vida saludable.

El problema no es cuánto dura la vida, sino quién puede elegir cómo vivirla.

La CEPAL advierte que la región envejece rápido y desigual: quince años de diferencia separan a quienes viven con bienestar de quienes apenas llegan.

“Cada dólar invertido en prevención ahorra siete en dependencia”, recuerdan sus informes. No se trata solo de agregar años a la vida, sino de agregar vida a los años.

Fuente: telam

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