09/03/2025
Los nuevos documentales sobre Sly Stone y Led Zeppelin tratan la “genialidad” de forma muy diferente

Fuente: telam
“Sly Lives!” y “Becoming Led Zeppelin” difieren en su forma de retratar la genialidad, las contradicciones y el ascenso a la fama de dos nombres clave en la música de los agitados años 70
>“Me da pena decirlo”, se aventura el cantante de rhythm and blues D’Angelo hacia el final del nuevo documental de Questlove ¡Sly Lives! “pero estos rockeros blancos, esos hijos de p**a se van por todo lo alto, se van con plata… Mueren en su jardín de tomates con su nieto, riendo… dejando riqueza generacional”.
Sly Stone, quien publicó una memoria descarnada en 2023, no participa en ¡Sly Lives!, aunque Questlove (baterista de The Roots y director del documental ganador de un Oscar, Summer of Soul) recurre a un impresionante grupo de expertos para compensar. Vernon Reid de Living Colour, los productores Jimmy Jam y Terry Lewis, Andre 3000, la escritora Dream Hampton, y la mayoría de los miembros de Family Stone testifican sobre su genio como multiinstrumentista y compositor que influyó en artistas desde Prince hasta Outkast. Vemos a su conjunto meticulosamente ensayado actuando con botas de plataforma y chaquetas de lentejuelas en The Ed Sullivan Show, electrificando Woodstock y apareciendo en la portada de Rolling Stone.
Questlove, crucialmente, revisa la imagen predominante de Sly Stone como un héroe cultural involuntario y refuta una larga historia de exclusión de los artistas negros de la categoría misma de genio. Su representación como un innovador generador de éxitos y socialmente sensible amplía el concepto tradicional del genio como un creador de obras “atemporales” de arte que trascienden el mundo real y el mercado. Sin embargo, como ¡Sly Lives! deja intacto el romanticismo del genio torturado, el filme introduce a Stone en un club selecto mientras lo carga con el mismo gesto.
El grupo británico ascendió a la fama aproximadamente al mismo tiempo que Family Stone. Ambas bandas encabezaron el masivo Festival Laurel en Maryland en julio de 1969. Sin embargo, Becoming Led Zeppelin (actualmente en cines), un relato de los años formativos de la banda dirigido por Bernard MacMahon, subraya inadvertidamente las dificultades del genio negro al mostrar la relativa facilidad del genio blanco.
Desde sillas altas con respaldo en un espacio que parece una acogedora biblioteca británica, los tres miembros sobrevivientes de Led Zeppelin -el guitarrista Jimmy Page, el cantante Robert Plant y el bajista John Paul Jones- se describen a sí mismos como envalentonados por un espíritu de optimismo de posguerra para buscar trabajos creativamente más satisfactorios que los de sus padres. Inspirados por el “boom del R&B” que Plant llama su “torrente sanguíneo musical”, grabaron un demo en Londres y firmaron con Atlantic Records en Nueva York. Su debut, el primero de cuatro álbumes homónimos que la banda lanzó entre 1969 y 1971, está diseñado para reproducción continua. “Somos una banda de álbumes”, declara Page: “No hacemos singles”.El mercado es una de las muchas preocupaciones terrenales que la banda parece trascender. (Atlantic pagó 200 mil dólares en ese entonces -una suma considerable- para contratarlos). Otra es el estatus del blues como propiedad intelectual. El grupo notoriamente tomó letras directamente del blues (“sacúdete para mí, chica, quiero ser tu hombre de la puerta trasera” en la canción “Whole Lotta Love”). Más tarde llegaron a acuerdos legales con Howlin’ Wolf y Willie Dixon por infracción de derechos de autor. MacMahon presenta un montaje de desarrollos contemporáneos internacionales, desde la guerra en Biafra hasta pruebas nucleares en Estados Unidos. Sin embargo, el único evento actual mencionado por los artistas es la llegada a la Luna (lo que sucedió, recuerda Plant soñadoramente, mientras la banda tocaba en una carpa). Nadie presiona a Led Zeppelin para hablar de cuestiones sociales, ni para conformarse con los gustos de los críticos estadounidenses que escucharon sus primeros trabajos como autoindulgentes y repetitivos. El filme concluye con el regreso de los héroes locales a Londres para un concierto en 1969.La trayectoria de Led Zeppelin es posiblemente tan trágica como la de Family Stone. Sin embargo, todo depende de cómo se cuenten sus historias. Incluso la ausencia de Bonham ocasiona una reunión en cierto modo: MacMahon reproduce una rara grabación en la que expresa cuánto estima a sus compañeros de banda, quienes escuchan cariñosamente. Led Zeppelin parece flotar por encima del mundo porque no hay nadie más en la imagen: no hay cabezas parlantes más allá de los propios artistas. El resto de su historia se cuenta a través de metraje de conciertos. (Una interpretación de “Dazed and Confused” en Dinamarca ofrece una extraordinaria demostración de camaradería: Plant escucha, gimiendo silenciosamente, el solo de guitarra de cinco minutos de Page; Jones orienta su línea de bajo en torno al bombo de Bonham).
Si el propio Family Stone contara la historia, podríamos saber que, incluso después de disolverse en los años setenta, sus miembros hicieron otras cosas. El bajista Larry Graham formó Graham Central Station, que incluyó a la trompetista Cynthia Robinson; el baterista Greg Errico tocó con Santana y Grateful Dead. Siguieron adelante porque no eran solo símbolos sino también personas que amaban crear.
Ver a Stone como un músico en activo podría disipar el supuesto escándalo de su adicción -un problema suficientemente común, incluso para quienes no son talentos generacionales-, y subrayar las cuestiones económicas y legales que lo mantuvieron en la lucha durante los años setenta y ochenta.El tipo de genio negro de Sly Stone produjo éxitos tremendamente influyentes, virtuosos y transformadores de la conciencia. Esa contribución supera con creces lo que se espera de los artistas blancos, por lo que podríamos dejar de lamentar su transitoriedad. Imágenes de la banda tocando “I Want to Take You Higher” en la oscuridad del amanecer en Woodstock muestran cuán duro trabajan para cumplir con la promesa del título de la canción, liderado por un artista que, según dice, miró las hectáreas de personas delante suyo y pensó: “Será mejor que no cometamos errores”. Cuando Stone pasa al puente de la canción de 1973 “If You Want Me to Stay” con un grito vocal que extiende el órgano -cuando, en los últimos 50 segundos de Stand! (1969), la banda da inicio a una fiesta que podría durar para siempre- la música perdura para que sus creadores puedan descansar.
Fuente: The Washington Post
Fuente: telam