25/01/2025
Virgen de Itatí: los diferentes santuarios que la cobijaron y los milagros que le atribuyen en la Mesopotamia
Fuente: telam
Es la patrona de la provincia de Corrientes y se la considera protectora de los navegantes. La imagen de la basílica emplazada en la localidad litoraleña fue bendecida en 1918 por el papa León XIII
>En este tiempo de vacaciones, muchos irán a la Mesopotamia argentina y ahí, se encontrarán con la Virgen de Itatí, uno de los símbolos más venerados del cristianismo en la Argentina. Es una advocación mariana con una historia cargada de fe y milagros que tiene raíces profundas en el corazón de Corrientes, una provincia donde la espiritualidad y la devoción han construido una tradición que atraviesa generaciones. Su nombre proviene del guaraní “íta-tí”, que significa “punta de piedra”.
Uno de los episodios más conocidos en torno a la Virgen de Itatí es su protección milagrosa ante ataques indígenas. Según la tradición, la imagen fue rescatada del peligro en varias ocasiones por apariciones luminosas que asustaron a los agresores. Este suceso reforzó la creencia de que la Virgen estaba destinada a proteger a su pueblo ya ser un símbolo de fe para los habitantes de la región.
El diseño inicial reflejaba las limitaciones de la época, pero también la profunda dedicación de los misioneros. Aunque era una estructura humilde, el lugar se convirtió rápidamente en un punto de peregrinación, atrayendo a fieles de toda la región que deseaban rendir homenaje a la Virgen y pedir su intercesión.
Pero este segundo santuario también quedó pequeño así que hubo de construirse otro. El santuario que hoy conocemos fue inaugurado en 1950, y representa una de las mayores obras arquitectónicas religiosas de la Argentina. Su construcción fue impulsada por el crecimiento exponencial de la devoción a la Virgen de Itatí, que atrajo a peregrinos de todo el país.
Diseñado con un estilo neoclásico, el santuario actual es imponente. Su cúpula, que alcanza los 83 metros de altura, es una de las más grandes de Sudamérica. En el interior, se destaca el altar mayor, donde se encuentra la imagen de la Virgen, rodeada de detalles artísticos que reflejan la cultura guaraní y la influencia católica.El fundador del pueblo de Itatí fue el gobernador de la provincia del Guayrá, Hernando Arias de Saavedra, conocido como “Hernandarias”. En 1615, bajo su gestión, se desarrolló oficialmente la reducción de indígenas que dio origen al pueblo de Itatí, con el apoyo del padre Luis de Bolaños. Este último fue fundamental en la misión de convertir y proteger a los guaraníes, además de introducir prácticas agrícolas y sociales que favorecieron el desarrollo del asentamiento.
La imagen de la Virgen de Itatí es una talla que mide 1,26 m de altura cuyo cuerpo fue tallado en timbó y su rostro en nogal y representa una clásica pose de “inmaculada Concepción”. Posee cabello negro, está de pie sobre una media luna, con las manos juntas en posición de oración. Es una talla de vestir por tanto lleva un manto azul, con detalles bordados en dorado y en su cabeza una túnica blanca, sobre la que reposa la corona, rodeada de doce estrellas. El 16 de Julio de 1900, en el atrio de la Iglesia de la Cruz de los Milagros de la Ciudad de Corrientes, Rosendo de Lastra y Gordillo, por ese entonces obispo de Paraná, Corrientes y Misiones, colocó la corona sobre las sienes de la Virgen. Esa imagen de la Virgen de Itatí fue bendecida por el Papa León XIII, en su capilla del Vaticano el 23 de abril de 1918.A lo largo de los siglos, la imagen ha sido objeto de innumerables relatos de milagros. Desde curaciones inesperadas hasta la protección de la región frente a catástrofes naturales, los fieles atribuyen a la Virgen de Itatí una intercesión constante en la vida de quienes la veneran.
Una de las anécdotas más contadas por los habitantes de Itatí se relaciona con la protección de la Virgen sobre los navegantes. Según el relato, un grupo de pescadores que recorría el río Paraná se vio atrapado por una fuerte tormenta. Las olas agitadas y la oscuridad de la noche los dejaron sin esperanza, hasta que uno de ellos, devoto de la Virgen de Itatí, rezó con fervor pidiendo su ayuda. De repente, cuentan, una luz brillante apareció sobre las aguas, iluminando el camino hacia la orilla. Los pescadores siguieron la luz, que, según ellos, emanaba de la imagen de la Virgen colocada en una pequeña capilla cerca de la costa. Todos sobrevivieron, y desde entonces, se la conoce como la “protectora de los navegantes”.Otro relato muy conocido en la región data del siglo XVIII y tiene como protagonista a un niño guaraní llamado Tupá, quien estaba gravemente enfermo de una fiebre que los médicos locales no podían tratar. Desesperados, sus padres llevaron al niño al santuario de la Virgen, donde lo colocaron a los pies de su imagen y pasaron la noche rezando. A la mañana siguiente, Tupá se levantó completamente recuperado. La noticia se difundió rápidamente, y desde entonces, las familias de Itatí y otras localidades cercanas comenzaron a llevar a sus enfermos al santuario en busca de sanación. Esa tradición perdura hasta hoy, y muchos devotos aseguran haber recibido el “milagro de la salud” gracias a su intercesión.
Otra historia emblemática ocurrió en 1638, cuando la reducción de Itatí fue atacada por un grupo de indígenas hostiles. Los habitantes, superados en número y sin armas suficientes, se refugiaron en el primer santuario, llevando consigo la imagen de la Virgen. Allí, rezaron con fervor pidiendo su protección. Según las crónicas locales, cuando los atacantes se acercaron, una luz cegadora surgió del santuario, haciendo que huyeran aterrados. Los sobrevivientes atribuyeron este suceso a la intervención divina de la Virgen de Itatí, lo que fortaleció aún más la fe en su poder protector.Más cercano en el tiempo ocurrió que en el año 1904, el río Paraná amenazaba con desbordarse y arrasar gran parte del pueblo de Itatí. Los habitantes, atemorizados, organizaron una procesión con la imagen de la Virgen, llevándola hasta la ribera. Allí rezaron durante horas, y según el relato, el nivel del agua comenzó a bajar de forma inexplicable. Para los itateños, este evento fue una muestra más del cuidado de la Virgen hacia su pueblo. Desde entonces, se celebra una misa especial en agradecimiento cada vez que se detecta una crecida importante del río.
Fuente: telam