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25/01/2025

Los Piojos, Maradona y el Che en una historia coral de los 90, la década “del sueño de los sin jeta”

Fuente: telam

Infobae Cultura publica un fragmento del libro “Los Piojos en los 90. Del barrio a los estadios”, editado por Gourmet Musical sobre la banda que se ha reunido luego de 15 años de separación

>Tercer Arco seguramente sea el disco más recordado y clásico de la banda. También hizo vender mucho más a los discos anteriores. Tercer Arco definitivamente los potenció y permitió que sus canciones se pasaran en espacios donde sonaban artistas de otros géneros. Tiene hits definitivos, y muchos: Taxi Boy, El farolito, Verano del 92, Muévelo, Todo pasa, Al atardecer y Maradó. Todo lo cosechado con las otras dos producciones se agrandó y los marcó como una banda instalada para siempre en el imaginario popular argentino.

Los dos primeros discos de Los Piojos no tienen referencias directas o explícitas a personas que forman parte de la cultura popular argentina, a excepción de Gardel y Discépolo con la reinterpretación que hacen de Yira yira. Pero en Tercer Arco asoman estas dos personalidades que, en la década del noventa, y particularmente en la juventud, forman parte de la cotidianeidad, al punto de convertirse en íconos pop.

Leo Oyola lo refleja en su libro Sacrificio, del año 2010, que forma parte de una saga que tiene una previa con Santería, y un final previsto con Aquelarre y Amén (que todavía estamos esperando). La narración se centra en 1996 y 1997, justamente el periodo en el que se publicó y se difundió Tercer Arco. Allí, Fátima Sánchez, una vidente que apodan la Víbora Blanca, protagoniza avatares donde la mitología, la religión, el misticismo, la amistad, el rock y las aventuras policiales te atrapan y no te querés escapar. Dentro de su círculo cercano de gente está el Emoushon, a quien llaman “el borrego” o “el pendejo”, y como marca personal se pasa todo el día con un walkman escuchando Tercer Arco. Así aparecen en el relato Shup-shup, Don’t Say Tomorrow y Muévelo. En el cenit de las aventuras, ahí donde comienza el desenlace, este pibe marginal, criado en la villa ficcionada Puente Apache, que anda cargado con un 38, a diferencia de sus amigos, descree de toda religión y/o santificación. Sin embargo, cuando se ve atrapado sin salida, en un combate final frente a una figura poderosa, lo único que atina a hacer es rezar. Y reza con la siguiente oración:

que ni los sueños respeta, tan lleno va de coraje

sin demasiado ropaje, y sin ninguna careta.

que a los poderosos reta y ataca a los más villanos

sin más armas en la mano, que un “diez” en la camiseta.

Maradona, otra vez, transformado en un dios, esta vez desde la ficción por un joven en la década del noventa. Teniendo como parámetro el perfil camaleónico de Diego Maradona, ¿cuál es el arraigo de su espíritu con esa década?

Bárbara Pistoia se dedica a la gestión y comunicación cultural, al trabajo editorial y de investigación. Con los conflictos raciales como centro, se interesa en la relación entre escenarios sociales y movimientos culturales. Publicó por esta misma editorial Por qué escuchamos a Tupac Shakur y ¡Ay, amor! Un ensayo sobre la cumbia santafesina. También dirige Síncopa Editora, proyecto editorial de no ficción que formalizó su nacimiento con Todo Diego es político, un libro de ensayos para el que convocó a diez mujeres a pensar el carácter político de Diego Maradona.

Aquí Los Piojos claramente expresan otra vez una lectura acertada de la realidad. Nuevamente Andrés Ciro agarra lo que anda dando vueltas en el aire de la juventud territorial de los noventa con la capacidad para captar aquello que inquieta a la sociedad y lo reelabora en canciones. Por supuesto que Maradona y el Che ocupan una buena parte del espacio geográfico de la década.

Entre 1990 y el año 2000, muchísimas bandas y solistas de distintos géneros dedicaron o mencionaron en canciones a Maradona. Hasta el año 1996, cuando apareció la canción de Los Piojos, podemos citar a La canción del Brujito (1986), de Peteco Carabajal y Jacinto Piedra; Y dale alegría a mi corazón (1990) donde, si bien no lo menciona, Fito Páez reconoció haberse inspirado en Diego para componerla; Maradona no perdona (1995), de Pocho La Pantera; La Pelota (1995), de Ricky Maravilla; Santa Maradona (1994), de Mano Negra; el Maradona Blues (1994), de Charly García y Claudio Gabis, y Francotirador, de Attaque 77 (1995), entre tantas otras.

El periodista Fernando D’Addario escribió en el Suplemento No, de Página 12 que se publicó el 13 de mayo de 1999: “La historia de Maradona con Los Piojos tiene casi cinco años y nace, como podría suponerse, con la canción Maradó, que a su vez surgió como una reacción contra la hipocresía de quienes destruyeron a Diego después de la eliminación del seleccionado argentino en el Mundial de 1994. La versión del tema poco tenía que ver con la que se conoció después en Tercer Arco, pero Pocho, el mánager del grupo, se la llevó a Diego, en cassette, para que la escuchara. ‘Queríamos saber qué le parecía –cuenta hoy Andrés–, porque si él nos decía que no le gustaba, no la íbamos a tocar y mucho menos grabar. Pero por suerte le gustó’. Luego, ya con el disco sonando en la calle, el periodista Fernando Niembro comenzó a difundir el tema en su programa de radio y un día le dijo a Diego, al aire: ‘¿Vamos a ver a Los Piojos?’”.

Fernando Niembro: Lo que recuerdo, porque esto pasó hace muchos años... Creo yo que estaba en Radio del Plata, teníamos un programa al mediodía, que era líder en ese momento en programas deportivos, y también competía mucho con los otros programas. Estábamos primeros o segundos en las mediciones generales de aquel momento. Y un grupo de chicos venían a ver el programa. Entre ese grupo de chicos estaban estos que iban a conformar Los Piojos, o no sé si en ese momento ya se llamaban así o fue después.

Guillermo Pintos: Los Piojos lo escuchaban a Niembro. Entonces un día van a la puerta de la radio, como Andrés fue a llevarme a mí el disco. Me parece que ni lo vieron a Niembro, sino al productor, y le dicen nosotros tenemos una banda, somos Los Piojos, escuchamos el programa de Fernando y le dedicamos una canción a Maradona. Y al aire, una vez, Niembro le hace una nota a Maradona y le dice “Diego, ¿sabés que hay una banda que se llama Los Piojos y te dedican un tema? Vamos a verlos’, y le contesta sí, vamos. Viste Maradona, se subía a todos los trenes.

Quién era productor de programa de Fernando Niembro en ese entonces era el periodista Gabriel Schultz, que clarifica y desasna toda la escena.

El periodista Eduardo Fabregat en un texto escrito en el diario Página 12 en octubre del 2007, comenzaba diciendo: “En los años fundacionales del rock argentino, mencionar a Ernesto Guevara en una canción era una idea delirante”. Por supuesto que esto tiene que ver con el clima político y social de la época, en donde la figura del Che es simplemente una amenaza a las instituciones y las buenas costumbres. No obstante, la imagen de Che Guevara está muy ligada al rock argentino de la década del noventa.

Al respecto del Che Guevara y el rock argentino de esa época, en el mismo libro de Cavanna opina el periodista Carlos Polimeni: “Hay un período de los Cadillacs que es el politizado, el contestatario, y coincide con el de otros grupos latinoamericanos. Y esto tiene mucho que ver con la primera visita de Mano Negra a la Argentina. A partir de ese momento, hay muchos grupos que descubren la música latinoamericana, el politizarse, cheguevarizarse, sacar banderas rojas y ser pro-zapatistas, haciendo una cosa que puede verse, también, como una especie de estereotipo del progresismo; no una cosa psicobolche de tipo de cincuenta años, sino el de una realidad cultural y artística del momento (1993-95)”.

Algunas menciones anteriores al Che en canciones de autores argentinos encontramos en el disco Octubre, mes de cambios, de Roque Narvaja; del año 1972, a cinco años de la muerte de Guevara, incluyó una canción titulada Camilo y Ernesto. Unos años después, en 1978, Moris ya exiliado en España, publicaba el álbum Fiebre de vivir y mencionaba al Che en Nocturno de princesa: “Drácula que mira a King Kong con ira y el Che Guevara gira que te gira”. Ya en la mitad de la década del ochenta, Charly García en Rap del exilio cantaba: “Yo tenía tres libros y una foto del Che. Ahora tengo mil años y muy poco que hacer”. Y en 1989, Los Violadores editaban el álbum Y que Dios nos perdone, y en Ellos son incluían al Che diciendo “Y el Comandante Che Guevara, se desilusionará”.

En el librito que viene con la edición original, a la canción la ilustra una foto del Che. Y en 1996, el mismo año que sale Tercer Arco, Los Gardelitos lo mencionan en su primer trabajo: “La patria de Perón y de Guevara, el Che, hoy patria con dolor que agita tantas cosas en mi corazón”. También las Actitud María Marta cantan en Confusión: “Confusión en la nación. Olvido colectivo demasiada distracción. Te ponés la remera del Che, pero en realidad no sabés por qué”.

Juan José Noé: Siempre es difícil descontextualizar o apartar al Che de lo que sucede en Argentina en la década del noventa, pero en relación al tema con el que abre Tercer Arco me parece que se rescata cierto purismo en relación a la figura del Che. Y a la vez es paradójico, porque justamente Esquina libertad es como una recuperación de lo barrial, que va a suceder con muchas bandas, con la llegada y también, desde el análisis de Guevara, con la recuperación de figuras que podrían haber traído un poco de aire fresco a una década bastante oscura para aquellos que querían transformar las cosas. Porque en los noventa no es solamente el menemismo, sino también la concordancia que se arma dentro de un partido político y de sus adversarios totalmente desordenados, que no proponen nada nuevo.

Por otro lado, no creo que se edulcore la imagen y el mensaje del Che, sino que hay una recuperación de menor intensidad, pero que no desdibuja el fondo de su significado. Yo miraba de reojo la banalización, hasta que un día Ramiro, uno de los hermanos del Che, me dijo que había estado en muchos países, y que en algunos no se podían poner remeras con la cara del Che. Entonces él me decía que siempre es mejor que esté a que no esté. Y creo que es una gran verdad. Nunca lo tomo como banalización, o que lo licuan, o que le están lavando la cara. Coincido con Ramiro en que siempre es mejor que esté presente, está muy bueno que exista y dar esa discusión.

Ramiro Guevara: He hablado con Juan José sobre el tema. Yo no estudié sociología, mi opinión es simplemente la de un familiar. Yo no hablaría de banalización, porque vivimos en un mundo completamente comercial, donde se comercializa todo. Por supuesto que si se utiliza una imagen y no se sabe lo que estás usando, ahí hay un conflicto, porque en realidad repetís lo que otros se ponen. Por eso surgen lugares como el Centro de Estudios del Che, para que el que tenga interés pueda ir y buscar la información ahí. Pero si no existe en ningún lado, si ni siquiera está la imagen comercial, es muy difícil que cualquier joven pueda ir y buscar de qué se trata. Pero no lo tengo avalado por nada científico.

Fuente: telam

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