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27/07/2024

Elogio de lo inútil: historias e ideas contra “la nefasta ideología dominante de la utilidad”

Fuente: telam

Acaba de reeditarse “La utilidad de lo inútil” del filósofo italiano Nuccio Ordine, fallecido el año pasado. Un manifiesto fragmentario sobre el arte, la educación, el amor y la verdad

>Las contribuciones de John Locke a la teoría política son más que interesantes. Incluso hay una idea del orden psicológico que desarrolló en su Ensayo sobre el entendimiento humano —previo a Freud, por supuesto— donde plantea que la mente nace vacía, que es una tabula rasa, y que es la experiencia lo que la configura. Pero dentro de todo ese gran corpus intelectual —escribió mucho y largos; sus libros, acorde al concepto de la época, son tratados— Locke tenía dos problemas: estaba a favor de la esclavitud y odiaba la poesía. “Si el niño no tiene el genio de la poesía, es la cosa más irracional del mundo atormentarlo y hacerle perder el tiempo imponiéndole un trabajo en que no puede triunfar”, escribió en Pensamientos sobre la educación, de 1693. Suena lógico, pero dejemos que avance: “Y si tiene algún talento poético, encuentro extraño que un padre desee, o siquiera soporte, que lo cultive y desarrolle”.

Sobre esta idea, sobre este oxímoron, Nuccio Ordine confeccionó un ensayo fragmentario, La utilidad de lo inútil, lleno de citas, de ideas, de historias, bajo el paraguas programático de la palabra que aparece en el subtítulo: es un manifiesto. Un manifiesto contra “la nefasta ideología dominante de la utilidad”, “la lógica utilitaria del mercado” y el “exclusivo interés económico”, y a favor de lo superfluo, lo desinteresado, lo gratuito, “lo que no supone beneficio”. Este libro, que acaba de volver a las librerías en una trigésimo sexta edición, esta vez con el sello español Acantilado, tiene once años: se publicó por primera vez en 2013 en Francia, ese mismo año se hizo una edición ampliada en Italia, luego se fue actualizando, y en una de esas actualizaciones se anexó, como un apéndice, un ensayo de 1939 del pedagogo Abraham Flexner, “La utilidad de los conocimientos inútiles”, que defiende “la conveniencia de abolir la palabra utilidad y liberar el espíritu humano”.

Italiano y calabrés, Nuccio Ordine nació en 1958 y ¿Por qué le interesaba tanto la docencia y la enseñanza a Ordine? La segunda parte de La utilidad de lo inútil se titula “La universidad-empresa y los estudiantes-clientes”. Es la parte más seria del libro. Habla de una “revolución copernicana que en los próximos años cambiará radicalmente la función de los profesores y la calidad de la enseñanza”. Y no lo dice en términos positivos. En el diagnóstico incluye una retirada del Estado en materia económica con “reformas y continuos recortes de fondos financieros”, la “transformación de las clases en un juego interactivo superficial” y un sistema de “financiación ad hoc” para las escuelas que cumplen con el objetivo de cantidad de graduaciones: “si se matriculan mil estudiantes en el año 2012, mil graduados deberían tener su título al final del trienio. Una aspiración noble y legítima si a los legisladores, además de la quantitas, les interesara también la qualitas”.

Ordine habla de “estudiantes-clientes” y cita una investigación de 2012 del periodista Emmanuel Jaffelin en Le Monde sobre la Universidad de Harvard, donde se paga una matrícula tan cara que “no sólo espera de su profesor que sea docto, competente y eficaz: espera que sea sumiso, porque el cliente siempre tiene razón”. Adeudados, los estudiantes están más interesados en “la búsqueda de ingresos que de saber”. También el sistema genera “profesores burócratas al servicio de la gestión comercial de las empresas universitarias”, dado que “pasan sus jornadas llenando expedientes, realizando cálculos, produciendo informes para (a veces inútiles) estadísticas, intentando cuadrar las cuentas de presupuestos cada vez más magros, respondiendo cuestionarios, preparando proyectos para obtener míseras ayudas, interpretando circulares ministeriales confusas y contradictorias”. Para Ordine, el saber es “un obstáculo contra el delirio de omnipotencia del dinero y el utilitarismo”.

Fuente: telam

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